Importancia de la nutrición en el crecimiento
Una nutrición adecuada desde el primer momento es esencial para el crecimiento óptimo del cachorro. Por el contrario, una alimentación desequilibrada, especialmente durante la primera etapa de crecimiento, puede dificultar y alterar el desarrollo.
La alimentación inadecuada durante la etapa de
crecimiento puede estar originada por:
Aporte calórico excesivo
Mientras que en los adultos una ingesta energética
excesiva provoca un aumento del depósito de grasas, en los animales jóvenes, si
el alimento proporciona un aporte adecuado de nutrientes pero con un exceso de
energía, lo que se produce es un crecimiento más rápido.
Este aumento de la
tasa de crecimiento causa la maduración rápida del sistema músculo-esquelético
y aumenta la tensión articular favoreciendo el desarrollo de los trastornos
articulares. Las zonas menos resistentes, las áreas cartilaginosas y, en
concreto, las placas de crecimiento son las primeras en verse afectadas. Se ha
observado una estrecha relación entre un consumo excesivo de energía y varios
trastornos músculo-esqueléticos como la displasia de cadera, la osteocondritis,
el carpo valgo y la osteodistrofia hipertrófica.
El calcio y el fósforo
Los animales jóvenes tienen unas altas necesidades de
calcio para mineralizar el cartílago recién formado, que dependen en gran
medida de la etapa de crecimiento, es decir, de la edad del cachorro y del
ritmo de crecimiento, que varía en función del tamaño y el peso estimados de
adulto. Los cachorros de tamaño grande y gigante precisan más calcio por unidad
de peso corporal que los de tamaño pequeño y mediano, por lo que la formulación
de los distintos alimentos será diferente: para los cachorros pequeños y
medianos la proporción de calcio respecto a la energía es menor que para los
grandes y gigantes.
se ha demostrado que el consumo insuficiente de
proteínas tiene efectos nocivos sobre el crecimiento estructural y limita la
ganancia de tamaño de los perros.
Para cubrir las necesidades proteicas del cachorro es
necesario proporcionar proteínas de muy alta calidad (digestibilidad y valor
biológico) en cantidades suficientes, y respetar una proporción entre proteínas
y calorías mínima, que debe ser mayor en la dieta de un cachorro que en la de
un adulto.